INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO EN SIRIA
Irán
envía ahora abundantes medios militares en apoyo del presidente Bachar Al Asad.
Y cada día crece la ayuda en armamento para los rebeldes, que distan de
constituir aún un ejército organizado.[AS1]
Para muchos, el conflicto se alargó en gran
medida por la cooperación extranjera con ambos bandos, incluida la de las
mitificadas Brigadas Internacionales.[AS2]
Algo de esto comienza a suceder en Siria,
aunque las causas de la contienda y las partes en acción son muy distintas. La
impotencia de la ONU, especialmente por el veto de Rusia y China ante
decisiones capitales, está dejando paso, tras el fracaso de la mediación de
Kofi Annan y la retirada de observadores, a una progresiva intervención de
países próximos en favor de los contendientes. Irán envía ahora abundantes
medios militares en apoyo del presidente Bachar Al Asad. Y cada día crece la
ayuda en armamento para los rebeldes, que distan de constituir aún un ejército
organizado.[AS3]
Ésta es una de las grandes diferencias con la Guerra de España.
De hecho, potencias occidentales, como Francia, piden a los rebeldes que traten
de unirse y formar un gobierno de concentración, pensando también en la
orientación futura de Siria si se consiguiera el derrocamiento del presidente.
Se superaría así la imagen actual de un “todos contra todos”, que sufren
especialmente las minorías, como kurdos o cristianos.[AS4]
El caso de los cristianos resulta patético. Asentados
pacíficamente en Siria desde tiempo inmemorial, son amantes de la paz. Por eso,
los radicales sunitas les acusan de connivencia con el poder. Y no les falta
alguna razón, puesto que de hecho Al Asad ha respetado hasta ahora el
pluralismo religioso, aun a riesgo de falta de opciones democráticas. Se
convierte así en excusa para la violencia que sufren por parte de facciones
rebeldes, en especial, las dirigidas por sunitas y salafistas.[AS5]
En ese contexto, el apoyo de Occidente a
las aspiraciones democráticas de la oposición puede determinar ‑junto con la
reacción a las sanciones externas‑ un fortalecimiento de otro tipo de
dictadura, ayudada por el actual líder de Al Qaeda Ayman Al Zawahiri, y
netamente partidaria de la Yihad, formalmente declarada el pasado mes de enero.[AS6]
Antes del verano, suscitó mucho interés el
movimiento por la paz y la reconciliación (preferiti “Mussalaha”): una
iniciativa espontánea de la sociedad civil, lanzada por miembros de las
diversas comunidades étnicas y religiosas, cansados de la guerra y partidarios
de evitar la intervención militar extranjera. En las reuniones participado
alauitas, sunitas, drusos, cristianos, chiitas, árabe, dispuestos a un “diálogo
nacional auténtico”. Pero no ha habido soluciones políticas prácticas.[AS7]
Es más, existe el riesgo de trasladar el
conflicto a naciones vecinas, de modo particular, a Líbano. Crece
exponencialmente el número de refugiados: su presencia azuza a las comunidades
correspondientes de ambos países, y agravan, por ejemplo, la cuestión de los
kurdos en Turquía. Se ha llegado a hablar de la suspensión del viaje de
Benedicto XVI a Beirut, aunque de momento ya está allí el papamóvil, y los
portavoces del Vaticano insisten en mantener el plan previsto a partir del
próximo 14 de septiembre.[AS8]
Entretanto crece día a día la
desinformación, que recuerda también los tiempos de la Guerra española: los
mensajes de portavoces de la oposición suelen valorarse como fidedignos, y se
contraponen a la “propaganda” del Régimen. Todo, agravado por las redes
sociales, lógicamente sin control, y no siempre fiables ni mucho menos.[AS9]
Occidente querría que prosperare un Islam
moderado, que democratizase las dictaduras y alejara el riesgo del terrorismo.
Pero no está nada clara la vigencia de bellas palabras de musulmanes que
trabajan en universidades europeas o de personalidades que vivieron años en el
exilio, como Rached Ghannouchi, presidente del tunecino Ennahdha
(Renacimiento), un movimiento que se presenta como democrático, pacífico,
favorable a un Estado civil, enraizado en el Islam y la cultura árabe, pero
abierto al mundo, con igualdad de sexos y participación activa de la mujer en
la vida pública.[AS10]
Hace unos días declaraba a Jeune
Afrique que no
hay que tener miedo del islamismo, “porque el Islam es libertad, tolerancia,
apertura, modernidad y política (…) Los musulmanes saben bien que el Islam
es eminentemente político, pero es preciso distinguir el culto de la acción
partidista. A fin de cuentas, el Islam es la vida”.[AS11]
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